Es una técnica que favorece el funcionamiento del sistema linfático mediante una serie de maniobras dentro de una secuencia establecida. Los movimientos deben ser suaves, monótonos, lentos, armónicos y rítmicos y en la dirección correcta para realizar el bombeo y activación de la linfa. Sólo de esta forma se obtienen resultados óptimos. Hay varios métodos, pero en la consulta se aplica el método Vodder.
Es clave en el tratamiento de edemas linfáticos, tanto agudos como crónicos que no sean de origen infeccioso. Completa el tratamiento en todos los procesos quirúrgicos en los que haya habido una extirpación ganglionar, como es el caso de: mastectomizadas, prostatizados, edemas faciales o cervicales tras operaciones, rinitis, sinusitis, psoriasis (siempre y cuando no esté en periodo agudo) y en cualquier proceso que hay un aumento del líquido intersticial y no sea de origen cardiaco.
Contraindicación absoluta: Tromboflebitis, problemas cardíacos infecciones (por ejemplo: toxoplasmosis, erisipela,…), reacciones alérgicas, varices dilatadas, embarazadas.
Contraindicación relativa: Hipotensión, problemas de tiroides, afecciones de la piel, asma bronquial, tumores malignos, trastornos del abdomen, síndrome de seno carotideo.